La artrosis de rodilla es un trastorno que afecta a la articulación de la rodilla e involucra a todos sus tejidos, no solo al cartílago. Se caracteriza por dolor articular acompañado de diversos grados de limitación funcional y reducción de la calidad de vida. Es más común en mujeres, personas mayores y personas con obesidad. Este artículo se centra en la artrosis de rodilla, pero si quieres profundizar en la artrosis de manera general te recomiendo que leas la entrada Artrosis: qué es, causas, diagnóstico, síntomas y tratamiento.
¿Qué es la artrosis de rodilla?
La artrosis de rodilla o gonartrosis es una forma común de artrosis que afecta a la articulación de la rodilla. La artrosis de rodilla es una enfermedad muy prevalente que genera una carga sustancial para las personas, los sistemas de salud y las sociedades en todo el mundo. Sin embargo, es frecuente que la artrosis no sea considerada un problema de salud importante y por ello, muchas personas con dolor de rodilla se sienten incomprendidas y no saben cómo lidiar con su dolencia. Afortunadamente, existen diversas opciones que pueden ayudar y el pronóstico es positivo en la mayoría de los casos.
Diagnóstico de la artrosis de rodilla
La artrosis de rodilla puede diagnosticarse mediante una historia clínica completa y un examen físico, si la persona:
- Tiene 45 años o más y
- Tiene dolor articular relacionado con la actividad y
- No tiene rigidez matutina relacionada con las articulaciones o tiene una rigidez matutina que no dura más de 30 minutos
También puede ser diagnosticada en personas menores de 45 años, comúnmente después de una lesión articular traumática.
Las pruebas de imagen no deben usarse de manera rutinaria para el diagnóstico de la artrosis de rodilla. A menudo, existe una pobre relación entre los síntomas y los cambios detectados en una radiografía: cambios estructurales mínimos pueden asociarse con mucho dolor y cambios estructurales mayores pueden asociarse con síntomas leves. Las radiografías tampoco ayudarán a la hora de decidir el mejor tratamiento.
Causas de la artrosis de rodilla
La causa exacta de la artrosis aún no está clara. Los factores de riesgo para desarrollar la enfermedad incluyen la edad, predisposición genética, sexo femenino, obesidad, debilidad muscular, factores anatómicos y lesiones articulares relacionadas con ciertas actividades deportivas u ocupacionales que requieren movimientos repetitivos.
La artrosis de rodilla puede considerarse primaria si no existe un traumatismo o enfermedad predisponente, pero está asociada con los factores de riesgo antes mencionados.
Por otro lado, hablamos de artrosis secundaria cuando ocurre con una anomalía articular preexistente: traumatismos, lesiones o cirugías previas, trastornos congénitos, artritis reumatoide, osteocondritis disecante, etc.
¿Qué está pasando en la rodilla?
La artrosis de rodilla puede iniciarse con pequeñas o grandes lesiones a nivel articular. Al principio el cuerpo tiene recursos para repararse. A medida que avanza la enfermedad, los mecanismos de reparación no logran compensar el daño e incluso producen mediadores patogénicos que parecen contribuir a la degradación y calcificación de la matriz de colágeno del cartílago. Esto ocasiona adelgazamiento del mismo, engrosamiento del hueso subcondral (contiguo al cartílago), osteofitos e inflamación de la articulación.
Gracias a la investigación, hemos pasado de considerar la artrosis como una enfermedad degenerativa de causas puramente mecánicas a tener un enfoque molecular e inflamatorio. No es correcto hablar de la artrosis como un simple proceso de desgaste o uso excesivo. De hecho, la articulación responde activamente a estos estímulos para repararse y es más probable que el dolor asociado con la artrosis se produzca durante estos procesos de reparación de los tejidos (cartílago, hueso, membrana sinovial, ligamentos…) que por la pérdida del cartílago en sí o por la formación de osteofitos. Lo curioso es que a pesar de estos cambios, es posible que la rodilla siga funcionando con normalidad, sin dolor ni rigidez.
¿Qué ocasiona el dolor de la rodilla?
El dolor en la rodilla con artrosis es complejo y NO se relaciona directamente con las alteraciones estructurales de la misma. La experiencia de dolor está influida por cambios en los tejidos de la rodilla, el estado de ánimo, la ansiedad, el estrés, la falta de sueño, las emociones, el nivel de actividad, la inflamación en la articulación o simplemente focalizarse en el dolor.
Síntomas de la artrosis de rodilla
La presentación clínica de la artrosis de rodilla es muy variable. Algunas personas pueden tener hallazgos casuales en pruebas de imagen y no tener síntomas. Otras manifiestan síntomas leves o intermitentes. En otros casos, la persona sufre un trastorno que afecta gravemente su desempeño diario y su calidad de vida relacionada con la salud.
Las personas con artrosis de rodilla pueden presentar:
- Dolor articular relacionado con el uso de la rodilla
- Rigidez matutina de corta duración (menor de 30 minutos)
- Debilidad muscular
- Limitación del rango de movimiento
- Deficiencias funcionales
- Alteración del patrón de la marcha y el equilibrio
- Deformidad articular
- Agrandamiento y dolor óseo
- Inestabilidad ligamentaria
- Hipertrofia y derrame sinovial
- Sensación de que la rodilla falla, cede o se dobla

Pronóstico de la artrosis de rodilla
La artrosis varía mucho de unas personas a otras. El dolor producido por la artrosis normalmente es bastante estable. A veces empeora de manera repentina durante un tiempo. Es lo que se conoce como brotes. Sin embargo, esto no quiere decir que se esté produciendo más daño en la rodilla. Una vez que el brote se calma, los síntomas de la rodilla deberían volver a estabilizarse.
Solo 2 de cada 1000 personas tienen dolor severo en la rodilla. Esto significa que una persona con gonartrosis probablemente no necesite pasar por quirófano a causa de ello y será capaz de continuar realizando las actividades que más disfrute, a pesar de que se sigan produciendo cambios en su rodilla.
El círculo vicioso de la artrosis de rodilla
Las personas con artrosis de rodilla pueden entrar en un círculo vicioso. Ante un aumento brusco del dolor, pueden evitar las actividades que piensan que van a empeorar las cosas. Los brotes se hacen más frecuentes por lo que limitan aún más su actividad. Los músculos pierden masa y fuerza, los ligamentos se debilitan y hasta las actividades más suaves comienzan a parecer duras. El dolor se incrementa y con ello las preocupaciones del tipo “si sigo haciendo esta actividad las cosas empeorarán”, o bien “ya no puedo hacer lo que hacía antes”. El dolor se sitúa en el centro de todo y las personas pueden sentirse bajas de ánimo, estresadas y preocupadas. Esto puede afectar al sueño y hacer que se sientan cansadas todo el tiempo, lo que podría empeorar el dolor. Las actividades parecen aún más costosas y los músculos se debilitan aún más. Este círculo puede abocar a las personas a rendirse.
Para evitarlo, es interesante saber que sentir dolor no significa que se esté produciendo más daño. Es muy importante mantenerse activo ya que las articulaciones necesitan moverse. Con el tiempo, el ejercicio puede ayudar a reducir el dolor. Algunos ejercicios pueden ocasionar molestias puntualmente pero no están ocasionando más daño. Además existen formas de favorecer la realización de ejercicio: usar algún dispositivo de apoyo para caminar (bastón, andador), consultar con el médico sobre la administración de medicamentos para el dolor o con el fisioterapeuta sobre la aplicación de termoterapia, crioterapia o TENS. Lo que está comprobado es que el ejercicio no desgasta las articulaciones, las mantiene sanas.
El círculo virtuoso de la artrosis de rodilla
Prueba a buscar tu círculo virtuoso. Encuentra actividades con las que disfrutes y fortalezcas tus músculos. Tus rodillas empezarán a ser más fuertes y a funcionar con más normalidad. El dolor irá disminuyendo. Sentirás que tienes el control y más seguridad. Cuando tengas brotes, sabrás que no duran para siempre y tendrás claro lo que hacer. Dormirás mejor y te sentirás mejor. Tendrás menos dolor y más energía para el día a día.
Valoración de la artrosis de rodilla
La valoración inicial de una persona con artrosis de rodilla debe usar un enfoque biopsicosocial que incluya:
Capacidad funcional: fuerza, movilidad, capacidad para caminar, subir escaleras, sentarse y levantarse, equilibrio, postura y propiocepción. Factores sociales: efecto sobre las actividades de la vida diaria, las relaciones y la calidad de vida, las actividades recreativas y ocupacionales, los roles sociales. Factores psicológicos: cribado de depresión; estresores en la vida; estado anímico. Evaluación del dolor: naturaleza del dolor, otros sitios de dolor, estrategias de autoayuda; uso de analgésicos, dosis, frecuencia y efectos secundarios; comprensión sobre el dolor persistente. Creencias y preocupaciones sobre la salud: conocimientos previos de la enfermedad; expectativas de tratamiento; comprensión de las opciones de tratamiento, incluidos los beneficios y los daños; experiencias anteriores; conceptos erróneos. Actitudes hacia la actividad física y el ejercicio: preocupaciones; factores que restringen su realización; creencias (p. ej. el ejercicio empeorará la artrosis). Presencia de apoyo: preocupaciones y expectativas de los cuidadores; problemas de aislamiento. Influencia de las comorbilidades: interacción de dos o más enfermedades; riesgo de caídas. Factores de riesgo modificables: exceso de peso; calidad del sueño; alineación articular; lesiones; sensación de pérdida de control de la articulación. |
Existen herramientas destinadas a obtener resultados informados por los pacientes y a valorar su estado clínico. Por un lado están los instrumentos autocumplimentados para evaluar el dolor y la función. Hablamos de:
- Escala numérica del dolor
- Escala visual analógica del dolor
- Cuestionario WOMAC (Western Ontario and McMaster Universities Osteoarthritis Index)
- KOOS (Knee Injury and Osteoarthritis Outcome Score)
De manera complementaria, la OARSI recomienda un set de cinco pruebas basadas en el rendimiento para valorar la función física de las personas con gonartrosis:
- 30 second chair stand test
- 40 metre fast-paced walk test
- Stair-climb test
- Timed up and go test
- Six minute walk test
Las tres primeras pruebas se consideran el conjunto mínimo básico. Puedes consultar el manual para su correcta administración en este enlace.
Finalmente, para evaluar la respuesta al tratamiento deben llevarse a cabo valoraciones periódicas planificadas. Así podremos reforzar o reorientar al paciente y su plan de tratamiento.
Tratamiento de la artrosis de rodilla
Los tratamientos de primera línea recomendados para TODOS los pacientes con artrosis de rodilla son:
- Educación del paciente, consejo e información
- Pérdida de peso si corresponde y
- Ejercicio terapéutico
Para ALGUNOS pacientes pueden ser convenientes estrategias farmacológicas (analgésicos y AINE), terapias pasivas, ayudas y dispositivos.
Para POCOS pacientes se recomienda la intervención quirúrgica, solo si el uso apropiado de las estrategias no quirúrgicas no ha tenido éxito.
En las siguientes líneas profundizaremos en los tratamientos de primera línea para la artrosis de rodilla. Para conocer más sobre las otras opciones no farmacológicas, farmacológicas y quirúrgicas te aconsejo de nuevo consultar este enlace.
1. Educación del paciente, consejo e información
- Ofrecer consejo y educación a cada persona con artrosis para ayudarle a dar sentido a su enfermedad y los síntomas que está experimentando.
- Adaptar la información a las necesidades de la persona, familia y cuidadores y asegurarse de que está en un formato accesible. Es mejor si se da información oral y por escrito.
- Usar un enfoque positivo, con términos sencillos que no sean percibidos como amenazantes y que contribuyan a reducir el miedo al ejercicio.
- Permitir la participación activa del paciente en su atención, poner en práctica la toma de decisiones compartida y tener en cuenta las comorbilidades.
- Abordar cualquier temor que tenga la persona que esté relacionado con el ejercicio.
- Abordar cualquier concepto erróneo sobre la enfermedad, la efectividad y seguridad del ejercicio y sobre el dolor con el ejercicio.
- Aconsejar al paciente sobre dónde puede encontrar más información de calidad sobre la enfermedad, mitos relacionados con ella, tipos de ejercicio específicos, control de los síntomas, grupos de apoyo, beneficios y limitaciones del tratamiento, etc.
- Explicar al paciente que:
- La artrosis se diagnostica clínicamente y normalmente no se necesitan pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico.
- El manejo de la enfermedad es guiado por los síntomas y la función física.
- Los pilares del tratamiento son el ejercicio terapéutico y la pérdida de peso, junto a educación, consejo y apoyo.
- Es importante mantenerse activo a diario para la salud a largo plazo.
- El propósito del ejercicio es mejorar el dolor y la función; el ejercicio es una forma efectiva de hacer frente a la artrosis.
- Los beneficios del ejercicio se obtienen con su realización de manera constante a lo largo del tiempo, como cuando se toma una medicación para cualquier otra enfermedad.
- El ejercicio no está asociado con un mayor riesgo de dañar la rodilla o de necesitar un reemplazo articular (prótesis).
- La aparición de dolor a corto plazo con el ejercicio no indica daño y no es lo mismo que el dolor ocasionado por un brote.
Es mejor referirse a la artrosis de rodilla como un problema de dolor articular. De esta forma no se evocan imágenes de un daño estructural desesperado que solo se puede mejorar con cirugía. Además, el paciente se conciencia de que el manejo clínico está dirigido a lidiar con ese dolor y sus consecuencias, sin crear miedo/ansiedad por el daño articular, y sin crear la expectativa de que un uso adicional de la rodilla empeorará la enfermedad. |
2. Pérdida de peso
El sobrepeso y la obesidad se asocian a muchos problemas de salud como enfermedades cardiovasculares o diabetes, pero también pueden influir en el dolor de rodilla y la dificultad para las actividades diarias en las personas con gonartrosis. El exceso de peso supone una presión adicional sobre las rodillas y puede conducir a niveles más altos de inflamación en el cuerpo, lo que contribuye a la artrosis de rodilla. Para estas personas, perder peso es clave.
Perder peso y mantenerlo requiere cambios en los hábitos alimenticios y de actividad física y ejercicio. Si tienes dificultades para ello o no sabes por dónde empezar, lo recomendable es consultar con un médico, nutricionista u otro profesional con competencias en el tema.
Pequeñas cantidades de peso perdido pueden ser beneficiosas, pero a mayor pérdida mayor beneficio. Perder entre un 5-10% de peso corporal puede reducir el dolor de rodilla y mejorar la función. También puede ayudar a retrasar o evitar la necesidad de medicamentos o cirugía. Algunos consejos que pueden ayudarte son:
- Fijarse metas realistas y tener paciencia.
- No rendirse o castigarse si se falla; volver al plan y concentrarse en el objetivo.
- Pedir apoyo a amigos y familiares para mantener la motivación; encontrar a alguien para perder peso juntos.
- Hacer un registro de los alimentos que se consumen.
- Aprender sobre opciones saludables.
- Comer despacio saboreando cada bocado.
- Tomar agua regularmente.
- Dormir lo suficiente; lo contrario contribuye a aumentar de peso y al dolor.
- Planificar por escrito el ejercicio y la actividad física.
3. Ejercicio terapéutico
3.1 Prevención y tratamiento de lesiones
Los traumatismos, lesiones y cirugías de rodilla pueden influir en la aparición de la artrosis. Aunque es más común a medida que se envejece, también puede afectar a personas de 20-30 años. Hasta el 50% de los jóvenes y adultos jóvenes desarrollarán artrosis en los 10-15 años siguientes a una lesión articular. Esto implica vivir con artrosis durante más tiempo, mayores niveles de discapacidad y reducción de la calidad de vida.
Por ello, conviene poner el foco en la prevención de lesiones. Un programa de entrenamiento individualizado puede reducir el riesgo de lesiones de rodilla y ayudar a prevenir la artrosis. En personas deportistas se recomienda contactar con un fisioterapeuta para ayudarte a prevenir lesiones e incorporar un programa de ejercicio de fuerza específico para tu deporte.
Si ya has sufrido una lesión articular, el tratamiento mediante ejercicio terapéutico y educación es clave, independientemente de si se necesita cirugía o no. La idea es volver a los niveles de actividad física recomendados y mantener fuertes los músculos de la rodilla. El fisioterapeuta es el profesional indicado para ayudarte a recuperar tu capacidad funcional.
3.2 Ejercicio en la artrosis
El ejercicio está sumamente recomendado en las personas con artrosis de rodilla, sea cual sea la edad, la gravedad de los síntomas o el nivel de discapacidad. Puede adaptarse a las necesidades de cada paciente de forma que sea seguro y factible. Existen muchos tipos de ejercicio eficaces por lo que hay que buscar el que más encaje con la persona: fortalecimiento muscular local, acondicionamiento aeróbico general, patrones de movimiento normales, movimiento de la articulación. Es posible que para algunas personas sean necesarias sesiones de ejercicio terapéutico supervisadas.
Recomendaciones para el desarrollo de programas de ejercicio terapéutico en personas con artrosis de rodilla o cadera (OARSI Rehabilitation Discussion Group) |
1. Utilizar un enfoque basado en la evidencia 2. Considerar la realización de ejercicio en el contexto de vivir con artrosis y dolor (promover la autogestión; confiar en que el programa no empeorará la enfermedad del paciente; dar estrategias para controlar el dolor a corto plazo relacionado con el ejercicio) 3. Llevar a cabo una valoración inicial integral y valoraciones periódicas planificadas 4. Establecer objetivos (pactados, significativos, funcionales, con un programa de ejercicios acorde y expectativas realistas respecto al mismo) 5. Tener en cuenta el tipo de ejercicio (aeróbico, fuerza, neuromuscular, flexibilidad y equilibrio; abordar las deficiencias o limitaciones funcionales del individuo; simple, económico, reproducible en el hogar) 6. Considerar la dosis del ejercicio (suficiente para producir cambios fisiológicos y clínicamente significativos; dos o más veces por semana; centrarse en el largo plazo) 7. Hacer modificaciones y progresiones en el ejercicio 8. Individualizar el ejercicio 9. Optimizar las condiciones en que se va a desarrollar el ejercicio de cara a su éxito (instrucciones fáciles de seguir; asegurarse del entendimiento del programa por parte de la persona y de su confianza en ejecutarlo; fomentar diálogo abierto) 10. Centrarse en la adherencia al ejercicio (motivar, abordar barreras y facilitadores; garantizar programas factibles; retroalimentar; preparar alternativas; buscar opciones para seguir con el programa en la comunidad) 11. Proveer información sobre la artrosis y el papel que juega el ejercicio |
Recomendaciones completas en https://doi.org/10.1016/j.joca.2022.10.009 |
El ejercicio en las personas con artrosis de rodilla puede ocasionar los siguientes beneficios:
- Reducir el dolor
- Mejorar la función física y la capacidad para realizar las actividades diarias y más importantes para uno mismo
- Mejorar la fuerza muscular
- Reducir la rigidez articular
- Mejorar el equilibrio y disminuir el riesgo de caída
- Mejorar los niveles de energía y la sensación de cansancio
- Ayudar a mantener un peso saludable
- Mejorar el estado de ánimo
- Aumentar la capacidad cardiovascular
- Favorecer el sueño
- Retrasar o evitar el uso de medicamentos o cirugías
Si te resulta difícil mantenerte activo debido a la artrosis, un fisioterapeuta puede ayudarte a ello. Al principio es posible experimentar un aumento temporal del dolor en la rodilla, pero eso no significa que esté empeorando la artrosis. Hacer ejercicio de manera regular y constante será bueno para la rodilla, sobre todo si se realiza a largo plazo.
Los beneficios aparecen generalmente después de algunas semanas, aunque podrían ser necesarias hasta 12 semanas para obtener los máximos beneficios en cuanto a dolor y función. Además, a corto plazo, es probable alcanzar resultados relacionados con el bienestar, la calidad de vida y los aspectos psicológicos.
3.3 Ritmo de la actividad física
Merece la pena conocer tu cuerpo y su respuesta a la actividad física. Puede que algunos días sientas menos dolor en la rodilla y te veas tentado a realizar más actividad de la normal. O que quieras compensar los momentos en que te moviste menos porque los síntomas te limitaban. Este exceso de actividad puede suponer un aumento de los síntomas. No significa que la rodilla se haya dañado más, pero puedes necesitar un reposo mayor del habitual. Esto podría asustarte y hacerte pensar que el dolor siempre será así de severo tras la actividad física. Dicha preocupación o ansiedad hará que evites actividades que antes realizabas y que eran significativas o placenteras para ti. Si te mueves menos, empeorará tu condición física, la fuerza y la flexibilidad, lo que puede traducirse en un agravamiento del problema con el paso del tiempo.
Lo recomendable respecto al ritmo de la actividad física es encontrar el tuyo propio. Es mejor dividir una sesión larga en varios periodos más cortos con sus correspondientes descansos. Busca un punto intermedio que te permita realizar las actividades elegidas, céntrate en el tiempo invertido en la actividad o en la distancia recorrida más que en el dolor. Toma este tiempo o distancia como referencia para saber cuando detenerte y para ir progresando poco a poco. Es normal sentir cierto dolor en la rodilla con la actividad física y el ejercicio o al intentar progresar. Si no te hace sentir incómodo no te preocupes. Pero tampoco te confíes y hagas de más. Sigue tu plan.
Mensajes para llevar a casa
- Hacer ejercicio, perder peso y educación son claves
- La artrosis NO solo afecta a las personas mayores
- El dolor NO proviene del desgaste del cartílago
- La artrosis NO empeora inevitablemente
- El ejercicio NO dañará más la articulación
- Más dolor en la rodilla NO significa más daño en la misma
- La cirugía de reemplazo articular (prótesis) NO es siempre necesaria
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