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Artrosis de cadera: qué es, diagnóstico, causas, síntomas y tratamiento

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La artrosis de cadera o coxartrosis es una enfermedad que afecta a la articulación de la cadera y uno de los trastornos más prevalentes en las personas mayores. Además de sus implicaciones a nivel personal, tiene un notable impacto en los sistemas de salud y supone grandes costes socioeconómicos. Un estudio con más de 3000 personas en EEUU concluyó que una de cada cuatro personas que vive hasta los 85 años puede desarrollar artrosis de cadera sintomática. Sin embargo, la investigación en torno a la coxartrosis no es tan profusa como la destinada a la artrosis de rodilla y a veces se hacen recomendaciones para el manejo de la artrosis de cadera en base a la investigación sobre la artrosis de rodilla. 

¿Qué es la artrosis de cadera?

La artrosis de cadera se caracteriza por una alteración progresiva de todos los tejidos articulares causada por una combinación de factores mecánicos, inflamatorios y metabólicos. Su presentación clínica suele incluir dolor articular acompañado de diversos grados de limitación funcional y reducción de la calidad de vida. Este artículo se centra en la artrosis de cadera, pero si quieres profundizar en la artrosis de manera general te recomiendo que leas la entrada Artrosis: qué es, causas, diagnóstico, síntomas y tratamiento.

Diagnóstico de la artrosis de cadera

La cadera es la tercera localización más común para la artrosis, por detrás de la rodilla y la mano. Su diagnóstico es eminentemente clínico. Mediante una historia clínica completa y un examen físico, se puede diagnosticar la artrosis de cadera si la persona: 

  • Tiene 45 años o más y
  • Tiene dolor articular relacionado con la actividad y
  • No tiene rigidez matutina relacionada con las articulaciones o tiene una rigidez matutina que no dura más de 30 minutos.

También puede ser diagnosticada en personas menores de 45 años, comúnmente después de una lesión articular traumática. 

Las radiografías no son necesarias para el diagnóstico. De hecho, una alta proporción de personas con características radiográficas de artrosis de cadera son asintomáticas; y una proporción igualmente alta de personas con síntomas sugestivos de artrosis de cadera carecen de evidencia radiográfica. Eso sí, al igual que las pruebas de laboratorio, las radiografías se pueden considerar si la presentación es atípica o si hay una fuerte sospecha de otros diagnósticos. 

Causas de la artrosis de cadera 

La causa exacta de la artrosis no está clara. Se trata de una enfermedad heterogénea, con una amplia gama de vías subyacentes que conducen a resultados similares. Cada uno de los factores de riesgo podría impulsar una vía diferente que conduzca a la artrosis, de modo que los mediadores que promueven el desarrollo de la artrosis en adultos mayores pueden ser diferentes de los que promueven la artrosis después de una lesión articular en un adulto más joven o en personas obesas. 

La artrosis de cadera se considera primaria si no existe un traumatismo o enfermedad predisponente, pero está asociada con factores de riesgo como la edad, obesidad, sexo femenino, trabajos pesados y gestos deportivos intensos y repetitivos. 

Por otro lado, hablamos de artrosis secundaria cuando ocurre con una anomalía articular preexistente: traumatismos, lesiones o cirugías previas, trastornos congénitos, artritis reumatoide, etc. 

Factores de riesgo para la artrosis de cadera

La edad es uno de los factores de riesgo más evidentes. La incidencia de la artrosis aumenta con la edad debido (1) a la exposición acumulativa a varios factores de riesgo y (2) a cambios biológicos en las estructuras articulares relacionados con el paso del tiempo. 

Para la artrosis de cadera, el sexo femenino y la obesidad son factores de riesgo menos pronunciados que para la artrosis de rodilla. Pero deformidades como la displasia del desarrollo de la cadera y el choque femoroacetabular tipo cam aumentan el riesgo de manera moderada a alta. En este sentido, el deslizamiento de la epífisis de la cabeza femoral y la enfermedad de Legg-Calvé-Perthes son trastornos asociados con la morfología tipo cam

Los atletas masculinos que practican deportes de élite de impacto (fútbol, balonmano, atletismo o hockey) tienen un mayor riesgo de desarrollar artrosis de cadera, a menudo con una dependencia de la dosis-respuesta. Dos mecanismos pueden predisponer a estos atletas a un mayor riesgo: en primer lugar, una mayor carga articular de alto impacto; en segundo lugar, una mayor prevalencia de la morfología tipo cam que puede ser causada por realizar altos niveles de actividad física durante períodos críticos de la adolescencia en los que aún se está produciendo el desarrollo óseo. 

Es importante señalar que no hay pruebas epidemiológicas sólidas que respalden la percepción errónea de que el ejercicio o la actividad física tienen un efecto nocivo sobre el riesgo de artrosis de cadera en la población general.

Los trabajos pesados también son un factor de riesgo; trabajar en la agricultura o la construcción está especialmente asociado con la artrosis de cadera. 

La contribución de la genética en la artrosis se estima entre un 40% y un 80%, con una contribución genética más fuerte en la artrosis de mano y cadera que en la artrosis de rodilla.

Por último, lesiones articulares previas como la fractura de cadera o la luxación son factores de riesgo. Además, se sigue investigando si una disfunción de la musculatura pélvica profunda juega un papel como el que sí se reconoce entre la debilidad del cuádriceps y la artrosis de rodilla. 

¿Qué está pasando en la cadera?

La artrosis es un proceso activo que surge de un desequilibrio entre la reparación y la destrucción de los tejidos articulares, y no una enfermedad degenerativa pasiva o “de desgaste” como comúnmente se describe.

La artrosis afecta a toda la articulación (cartílago, hueso subcondral, ligamentos, cápsula, membrana sinovial y músculos periarticulares) y en ella están involucrados factores mecánicos, inflamatorios y metabólicos que conducen a la destrucción de las estructuras y al fracaso articular en los estadíos finales. 

La composición del cartílago cambia durante el proceso de artrosis. Sus propiedades se alteran y aumenta su susceptibilidad a la rotura por fuerzas físicas. Inicialmente, las erosiones son solo en la superficie. Más tarde, las fisuras en el cartílago son más profundas y alcanzan la zona del cartílago calcificado. 

En un intento de reparación, los condrocitos (células del tejido cartilaginoso) incrementan su actividad sintética. Pero al hacerlo, generan productos que degradan la matriz y mediadores proinflamatorios que (1) desregulan la función de los condrocitos y (2) provocan respuestas proliferativas y proinflamatorias de la membrana sinovial. Esta se hipertrofia y aumenta su vascularización. 

En el hueso subcondral, contiguo al cartílago, hay un aumento del remodelado; el hueso se engrosa y aparecen lesiones en la médula ósea. Además, se desarrollan osteofitos en los márgenes articulares.

Como vemos, la articulación responde activamente para repararse y es más probable que el dolor asociado con la artrosis se produzca durante estos procesos de reparación de los tejidos (cartílago, hueso, membrana sinovial, ligamentos…) que por la pérdida del cartílago en sí o por la formación de osteofitos. Lo curioso es que a pesar de estos cambios, es posible que la cadera siga funcionando con normalidad, sin dolor ni rigidez. 

Síntomas de la artrosis de cadera

Las personas con artrosis de cadera pueden presentar dolor, rigidez matutina, limitación del rango de movimiento, crepitaciones, inestabilidad articular (sensación de que la cadera falla o cede), debilidad muscular, fatiga y trastornos psicológicos relacionados con el dolor. 

El dolor se puede localizar en la ingle o el muslo e irradiarse hacia la rodilla o las nalgas. Dolor y rigidez pueden ser peores a primera hora del día o después de pasar un tiempo sentado o descansando. Las actividades vigorosas pueden empeorar el dolor, pero recuerda que no significa que estés sufriendo más daño. 

Todo ello puede ocasionar alteraciones del equilibrio y del patrón de marcha y suponer deficiencias funcionales. Algunas actividades como permanecer mucho tiempo de pie, girarse, ponerse los calcetines y los zapatos o caminar distancias largas, pueden resultar desafiantes. 

A veces, las personas con artrosis de cadera experimentan aumentos repentinos de los síntomas sin razón aparente durante un tiempo. Es lo que llamamos brotes. La cadera se hace más dolorosa, las actividades resultan más retadoras e incluso el sueño puede verse perturbado. Los brotes pueden ocurrir como resultado de un cambio en los niveles de actividad, pero también pueden no ser el resultado de nada en particular y ser un aspecto normal que forma parte de tener artrosis. Lo que sí sabemos es que NO se está produciendo más daño estructural en la cadera, por lo que no hay que tener miedo de usarla a pesar de las molestias. Durante un brote, puede ser prudente no usar sillas demasiado bajas o profundas y entrar y salir del coche con precaución. Una vez que el brote se calma, los síntomas deberían volver a estabilizarse. 

¿Qué ocasiona el dolor de la cadera?

El dolor en la cadera con artrosis es complejo y NO se relaciona directamente con las alteraciones estructurales de la misma. La experiencia de dolor está influida por cambios en los tejidos de la cadera, el estado de ánimo, la ansiedad, el estrés, la falta de sueño, las emociones, el nivel de actividad, la inflamación en la articulación o simplemente focalizarse en el dolor. 

La causa del dolor en la artrosis dentro de un modelo biopsicosocial. Lancet 2019; 393: 1745–59

Pronóstico en la artrosis de cadera

La presentación clínica y evolución de la artrosis de cadera es muy variable. Algunas personas pueden tener hallazgos casuales en pruebas de imagen y no tener síntomas. Otras manifiestan síntomas leves o intermitentes. En otros casos, la persona sufre un trastorno que afecta gravemente su desempeño diario y su calidad de vida relacionada con la salud. Para estas personas puede considerarse la cirugía de reemplazo articular, también conocida como artroplastia o prótesis de cadera. Sin embargo, la mayoría de las personas con artrosis nunca necesitará una prótesis. 

Es recomendable pararse a explicar al paciente qué es la artrosis y sobre todo qué no es. Existen muchos mitos extendidos que pueden hacer que la persona afronte la enfermedad desde una perspectiva errónea. Algunas ideas clave son:

  • La enfermedad no empeora inevitablemente, aunque los síntomas fluctúan y los brotes son comunes.
  • La artrosis es un problema de dolor articular y hay que centrarse en su manejo. De esta forma alejamos el foco del problema estructural y se evitan creencias del tipo “el uso de la cadera dañará la articulación y empeorará la progresión”. 
  • Los profesionales de la salud deben eludir el uso de un lenguaje amenazante que infunda miedo y perpetúe conceptos erróneos. Dicho lenguaje puede hacer que los pacientes, e incluso los profesionales, sean más reacios a usar tratamientos básicos efectivos como el ejercicio y la fisioterapia. Además, puede contribuir al uso excesivo o inadecuado de cirugías.

En su lugar debemos transmitir un mensaje más acorde con la evidencia científica. Crear una sensación de esperanza y optimismo para el futuro, incluido el hecho de que se puede reducir el dolor y mejorar la función. 

Valoración de la artrosis de cadera

La valoración inicial de una persona con artrosis de cadera debe usar un enfoque biopsicosocial que incluya los siguientes aspectos:

  • Capacidad funcional: fuerza, movilidad, capacidad para caminar, subir escaleras, sentarse y levantarse, equilibrio, postura y propiocepción. 
  • Factores sociales: efecto sobre las actividades de la vida diaria, las relaciones y la calidad de vida, las actividades recreativas y ocupacionales, los roles sociales. 
  • Factores psicológicos: cribado de depresión; estresores en la vida; estado anímico.
  • Evaluación del dolor: naturaleza del dolor, otros sitios de dolor, estrategias de autoayuda; uso de analgésicos, dosis, frecuencia y efectos secundarios; comprensión sobre el dolor persistente. 
  • Creencias y preocupaciones sobre la salud: conocimientos previos de la enfermedad; expectativas de tratamiento; comprensión de las opciones de tratamiento, incluidos los beneficios y los daños; experiencias anteriores; conceptos erróneos.
  • Actitudes hacia la actividad física y el ejercicio: preocupaciones; factores que restringen su realización; creencias (p. ej. el ejercicio empeorará la artrosis).
  • Presencia de apoyo: preocupaciones y expectativas de los cuidadores; problemas de aislamiento.
  • Influencia de las comorbilidades: interacción de dos o más enfermedades; riesgo de caídas.
  • Factores de riesgo modificables: exceso de peso; calidad del sueño; alineación articular; lesiones; sensación de pérdida de control de la articulación. 

Existen herramientas destinadas a obtener resultados informados por los pacientes y a valorar su estado clínico. Por un lado están los instrumentos autocumplimentados para evaluar el dolor y la función. Hablamos de: 

  • Escala numérica del dolor
  • Escala visual analógica del dolor
  • Cuestionario WOMAC (Western Ontario and McMaster Universities Osteoarthritis Index)
  • HOOS para la cadera (Hip Disability and Osteoarthritis Outcome Score)

De manera complementaria, la OARSI recomienda un set de cinco pruebas basadas en el rendimiento para valorar la función física de las personas con coxartrosis:

Las tres primeras pruebas se consideran el conjunto mínimo básico. Puedes consultar el manual para su correcta administración en este enlace.

Finalmente, para evaluar la respuesta al tratamiento deben llevarse a cabo valoraciones periódicas planificadas. Así podremos reforzar o reorientar al paciente y su plan de tratamiento.

Tratamiento de la artrosis de cadera

La mejor manera de empezar a gestionar la artrosis de cadera es manteniéndote activo. Esto debe incluir alguna actividad aeróbica como caminar, montar en bicicleta o nadar así como ejercicios de fortalecimiento y flexibilidad. Encuentra actividades con las que disfrutes. Tus caderas empezarán a ser más fuertes y a funcionar con más normalidad. El dolor irá disminuyendo. Sentirás que tienes el control y más seguridad. Cuando tengas brotes, sabrás que no duran para siempre y tendrás claro lo que hacer. Dormirás mejor y te sentirás mejor. Tendrás menos dolor y más energía para el día a día. 

A veces el movimiento o la actividad pueden ser bastante dolorosos. Conviene considerar las opciones que existen para gestionar ese dolor, ya que su alivio puede ser importante para mantenerse activo. Algunas personas dicen tener el umbral del dolor muy alto o no quieren tomar demasiadas pastillas, pero es importante ser proactivo a la hora de gestionar el dolor y la hinchazón. Si te preocupa estar enmascarando los síntomas, recuerda que las actividades dolorosas no están realmente empeorando la enfermedad. Es la inactividad y el desacondicionamiento físico lo que puede agravar la artrosis. Tener menos dolor puede facilitar algunas actividades y mejorar el control sobre los músculos y la función articular. 

Puede ser interesante discutir con tu médico las opciones de manejo del dolor con medicamentos. Eso sí, los fármacos deben usarse junto a tratamientos no farmacológicos y para facilitar la realización del ejercicio terapéutico. La recomendación es usar la dosis mínima efectiva durante el menor tiempo posible. Otra opción es el uso de productos de apoyo para caminar como bastones o andadores. 

A continuación vamos a profundizar en el tratamiento de la artrosis de cadera. Las guías de práctica clínica coinciden en que los tratamientos de primera línea recomendados para TODOS los pacientes con artrosis de cadera son: 

  1. Educación del paciente, consejo e información
  2. Pérdida de peso si corresponde y 
  3. Ejercicio terapéutico

Para ALGUNOS pacientes pueden ser convenientes estrategias farmacológicas (analgésicos y AINE), terapias pasivas, ayudas para la marcha y dispositivos.

Para POCOS pacientes se recomienda la intervención quirúrgica, solo si el uso apropiado de las estrategias no quirúrgicas no ha tenido éxito. 

En las siguientes líneas hablaremos sobre los tratamientos de primera línea para la artrosis de cadera. Para conocer más sobre otras opciones no farmacológicas, farmacológicas y quirúrgicas te oriento de nuevo a este enlace

Los tratamientos de primera línea recomendados para TODOS los pacientes con artrosis de cadera son: 

1. Educación del paciente, consejo e información

  • Ofrecer consejo y educación a cada persona con artrosis para ayudarle a dar sentido a su enfermedad y los síntomas que está experimentando. 
  • Adaptar la información a las necesidades de la persona, familia y cuidadores y asegurarse de que está en un formato accesible. Es mejor si se da información oral y por escrito. 
  • Usar un enfoque positivo, con términos sencillos que no sean percibidos como amenazantes y reduzcan el miedo al ejercicio. 
  • Permitir la participación activa del paciente en su atención, poner en práctica la toma de decisiones compartida y tener en cuenta las comorbilidades. 
  • Abordar cualquier temor que tenga la persona que esté relacionado con el ejercicio.
  • Abordar cualquier concepto erróneo sobre la enfermedad, la efectividad y seguridad del ejercicio y sobre el dolor con el ejercicio.
  • Aconsejar al paciente sobre dónde puede encontrar más información de calidad sobre la enfermedad, mitos relacionados con ella, tipos de ejercicio específicos, control de los síntomas, grupos de apoyo, beneficios y limitaciones del tratamiento, etc. 
  • Explicar al paciente que:
  • La artrosis se diagnostica clínicamente y normalmente no se necesitan pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico. 
  • El manejo de la enfermedad es guiado por los síntomas y la función física.
  • Los pilares del tratamiento son el ejercicio terapéutico y la pérdida de peso junto a educación, consejo y apoyo.
  • Es importante mantenerse activo a diario para la salud a largo plazo.
  • Los beneficios del ejercicio se obtienen con su realización de manera constante a lo largo del tiempo, como cuando se toma una medicación para cualquier otra enfermedad.
  • El ejercicio no está asociado con un mayor riesgo de dañar la cadera o de necesitar un reemplazo articular (prótesis). 
  • La aparición de dolor a corto plazo con el ejercicio puede ser normal, sobre todo cuando se está empezando. No indica daño y no es lo mismo que el dolor ocasionado por un brote. 

2. Pérdida de peso

El sobrepeso y la obesidad se asocian a muchos problemas de salud como enfermedades cardiovasculares o diabetes, pero también pueden influir en el dolor de cadera y la dificultad para las actividades diarias en las personas con coxartrosis. El exceso de peso supone una presión adicional sobre las caderas y puede conducir a niveles más altos de inflamación en el cuerpo, lo que contribuye a la artrosis de cadera. Para estas personas, perder peso es clave. 

La pérdida de peso y su mantenimiento requiere cambios en los hábitos alimenticios y de actividad física y ejercicio. Si tienes dificultades para ello o no sabes por dónde empezar, lo recomendable es consultar con un médico, nutricionista o profesional de la actividad física y el deporte según corresponda. 

Pequeñas cantidades de peso perdido pueden ser beneficiosas. El objetivo mínimo debería estar entre un 5-10%. Pero a mayor pérdida mayor beneficio. Perder peso puede reducir el dolor de cadera y mejorar la función. También puede ayudar a retrasar o evitar la necesidad de medicamentos o cirugía. Algunos consejos que pueden ayudarte son:

  • Fijarse metas realistas y tener paciencia.
  • No rendirse o castigarse si se falla; volver al plan y concentrarse en el objetivo.
  • Pedir apoyo a amigos y familiares para mantener la motivación; encontrar a alguien para perder peso juntos.
  • Hacer un registro de los alimentos que se consumen.
  • Aprender sobre opciones saludables.
  • Comer despacio saboreando cada bocado.
  • Tomar agua regularmente.
  • Dormir lo suficiente; lo contrario contribuye a aumentar de peso y al dolor.
  • Planificar por escrito el ejercicio y la actividad física.

Para las personas con un peso corporal saludable, la educación sobre la importancia de mantenerlo es esencial.

3. Ejercicio terapéutico

En primer lugar conviene centrar la atención en la prevención de lesiones. Los traumatismos, lesiones y cirugías de cadera pueden influir en la aparición de la artrosis. Un programa de entrenamiento individualizado puede reducir el riesgo de lesiones de cadera y ayudar a prevenir la artrosis. Si eres deportista, se recomienda contactar con un fisioterapeuta para ayudarte a prevenir lesiones e incorporar un programa de ejercicio de fuerza específico para tu deporte. 

Si ya has sufrido una lesión articular, el tratamiento mediante ejercicio terapéutico y educación es clave, independientemente de si necesitas cirugía o no. La idea es volver a los niveles de actividad física recomendados y mantener fuertes los músculos de la cadera. El fisioterapeuta es el profesional indicado para ayudarte a recuperar tu capacidad funcional. 

En las personas con artrosis de cadera, el ejercicio está recomendado sea cual sea la edad, la gravedad de los síntomas o el nivel de discapacidad. Puede adaptarse a las necesidades de cada paciente para que sea seguro y factible. Existen muchos tipos de ejercicio eficaces por lo que hay que buscar el que más encaje con la persona

  • Fortalecimiento muscular local
  • Acondicionamiento aeróbico general
  • Patrones de movimiento normales
  • Movilizaciones de la articulación y estiramientos. 

El ejercicio no requiere inversión económica aunque si se desea se puede adquirir equipamiento o acudir a instalaciones específicas. Puede llevarse a cabo en un entorno grupal o individual, incluso en el propio domicilio. Es posible que para algunas personas sean necesarias sesiones de ejercicio terapéutico supervisadas, ya sea en vivo o de forma remota por teléfono o videoconferencia. Habla con tu médico o fisioterapeuta para considerar todas las opciones. 

Algunos pacientes que experimentan demasiado dolor para hacer ejercicio en superficie, pueden beneficiarse de la realización de ejercicios en el agua. Este medio disminuye el impacto y permite fortalecer los músculos gracias a la resistencia natural que ofrece. Para su recomendación, hay que tener en cuenta las preferencias del paciente, que se requiere acceso a una piscina y que posiblemente conlleva un pequeño coste. 

Recomendaciones para impartir programas de ejercicio terapéutico en personas con artrosis de cadera (OARSI Rehabilitation Discussion Group)
1. Utilizar un enfoque basado en la evidencia.
2. Considerar la realización de ejercicio en el contexto de vivir con artrosis y dolor (promover la autogestión; confiar en que el programa no empeorará la enfermedad del paciente; dar estrategias para controlar el dolor a corto plazo relacionado con el ejercicio).
3. Llevar a cabo una valoración inicial integral y valoraciones periódicas planificadas.
4. Establecer objetivos (pactados, significativos, funcionales, con un programa de ejercicios acorde y expectativas realistas respecto al mismo).
5. Tener en cuenta el tipo de ejercicio (aeróbico, fuerza, neuromuscular, flexibilidad y equilibrio; abordar las deficiencias o limitaciones funcionales del individuo; simple, económico, reproducible en el hogar).
6. Considerar la dosis del ejercicio (suficiente para producir cambios fisiológicos y clínicamente significativos; dos o más veces por semana; centrarse en el largo plazo).
7. Hacer modificaciones y progresiones en el ejercicio.
8. Individualizar la prescripción de ejercicio.
9. Optimizar las condiciones en que se va a desarrollar el ejercicio de cara a su éxito (instrucciones fáciles de seguir; asegurarse del entendimiento del programa por parte de la persona y de su confianza en ejecutarlo; fomentar diálogo abierto).
10. Centrarse en la adherencia al ejercicio (motivar, abordar barreras y facilitadores; garantizar programas factibles; retroalimentar; recordatorios vía SMS; preparar alternativas; buscar opciones para seguir con el programa en la comunidad).
11. Proveer información sobre la artrosis y el papel que juega el ejercicio.
Recomendaciones completas en https://doi.org/10.1016/j.joca.2022.10.009

El ejercicio en las personas con artrosis de cadera puede ocasionar los siguientes beneficios:

  • Reducir el dolor
  • Mejorar la función física y la capacidad para realizar las actividades diarias y más importantes para uno mismo
  • Mejorar la fuerza muscular
  • Reducir la rigidez articular
  • Mejorar el equilibrio y disminuir el riesgo de caída
  • Mejorar los niveles de energía y la sensación de cansancio
  • Ayudar a mantener un peso saludable
  • Mejorar el estado de ánimo
  • Aumentar la capacidad cardiovascular
  • Favorecer el sueño
  • Retrasar o evitar el uso de medicamentos o cirugías

Los beneficios del ejercicio aparecen generalmente después de algunas semanas. Además, a corto plazo, es probable alcanzar resultados relacionados con el bienestar, la calidad de vida y aspectos psicológicos. Es importante recordar que el ejercicio también es beneficioso para otras comorbilidades y para la salud en general. 

En cuanto al ritmo de la actividad física, no existe uno universal si tienes artrosis. Ve poco a poco, conoce la respuesta de tu cuerpo y encuentra el tuyo propio. Un exceso de actividad puede ocasionar un aumento de los síntomas. No significa que la cadera se haya dañado, pero puedes necesitar más reposo del habitual y pensar erróneamente que el dolor siempre será así de severo tras la actividad. Esto puede hacer que evites dicha actividad u otras, lo que afectará a tu condición física, fuerza y flexibilidad. Con el paso del tiempo la enfermedad acabará empeorando por la inactividad.

De la misma manera, no intentes compensar momentos en los que te has movido menos, ni aproveches para excederte si un día sientes menos dolor de cadera. Sigue tu plan. Divide las sesiones largas de actividad en periodos más cortos con sus descansos. Busca un punto intermedio. Toma como referencia el tiempo invertido o la distancia recorrida. Progresa a partir de ahí en lugar de seguir y seguir hasta que te duela la cadera. Puedes sentir cierta molestia con la actividad o al intentar progresar. Si no te hace sentir incómodo no te preocupes. Pero tampoco te confíes y hagas de más. 

Abordaje multidisciplinar de la artrosis de cadera

Para finalizar, dado que la artrosis es una afección crónica que a menudo se asocia con una serie de comorbilidades y problemas psicosociales, conviene señalar que muchas personas se pueden beneficiar de un enfoque multidisciplinar en la atención. Los médicos de atención primaria deben determinar si dicho enfoque es necesario y, de ser así, derivar a los profesionales de la salud correspondientes.

Los enfermeros junto a los médicos de atención primaria son fundamentales para la planificación de la atención y el establecimiento de objetivos. 

Es posible que algunas personas deban ser derivadas al fisioterapeuta para prescribir un programa de actividad física/ejercicio individualizado y facilitar la adherencia a largo plazo. Los fisioterapeutas pueden proporcionar terapia manual como un complemento a corto plazo para facilitar la participación en dichas intervenciones de estilo de vida. 

La derivación a dietistas/nutricionistas puede beneficiar a las personas con sobrepeso u obesas. 

Los terapeutas ocupacionales pueden proporcionar enfoques específicos para el autocontrol (por ejemplo, adaptaciones ocupacionales y del hogar). 

Se puede consultar a los podólogos/ortesistas para la prescripción de órtesis y aparatos ortopédicos para zapatos.

Existen efectos psicológicos que surgen de una mala condición de salud física y que pueden requerir una intervención psicológica para mejorar la capacidad de una persona para vivir con artrosis y gestionarla. Los psicólogos pueden ayudar a tratar problemas relevantes como dolor, depresión, ansiedad, insomnio y problemas de alimentación. 

Para algunas personas, puede estar justificada la derivación a una unidad del dolor o a un especialista en dolor, especialmente si la persona tiene dificultades para controlar el dolor a pesar de llevar a cabo las mejores prácticas actuales. 

Para evaluar el riesgo de caídas, la derivación a una unidad de caídas puede ser beneficiosa. 

La derivación a otros médicos (p. ej., reumatólogos) puede ser apropiada para casos complicados o si los síntomas persisten o empeoran. 

Para las personas con artrosis avanzada de cadera que continúan teniendo dolor considerable y dificultad funcional a pesar del tratamiento conservador de alta calidad, se podría considerar la derivación a un cirujano ortopédico tras consultarlo con la persona. 

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Foto del autor

Alejandro Buldón Olalla

Fisioterapeuta Experto en Actividad física y deporte, con una larga experiencia en el ámbito de la geriatría. Máster en Redes sociales y Aprendizaje digital. Intenta acercar la fisioterapia a las personas en Fisioconectados.com