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Deshagámonos de la evidencia

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Más de uno habrá leído el título de la entrada y estará pensando «pues sí, mandemos eso de la evidencia al cubo de la basura, que es un dolor de cabeza». Lo siento, pero no voy a ser yo el que diga eso, aunque sí pienso que puede ser un tremendo dolor de cabeza.

He querido escribir este artículo para que podáis ver, en cierta medida, el cómo veo yo la evidencia científica, principalmente destinado a aquellos que me ven como alguien extremista, que no ve más allá de lo que dicen los papeles esos con palabros raros y que normalmente están escritos en el idioma de Shakespeare.

Esta entrada va encaminada a algo que me ha rondado la cabeza durante mucho tiempo y se debe a que, aparte de ser un amante de la fisioterapia, soy amante de la lengua castellana. Por ello, me hago esta pregunta bastante a menudo:»¿Por qué le llaman «evidencia» si ciñéndonos a la más estricta definición de la palabra… como que de evidencia tiene poco?»

A ver si soy capaz de explicarme un poco mejor. Echa un vistazo al diccionario de la RAE (Real Academia Española) y busca la definición de la palabra «evidencia». Lo que vas a encontrar es lo siguiente:

 

«Certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar»

 

Eeeeeh??? A mi me da que esta definición dista mucho de eso de la evidencia científica. De hecho lo único que creo que es evidente es que la evidencia científica no es algo que pueda considerarse «certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar». Todos los días me encuentro con evidencia científica que se supone que es de calidad y a continuación me encuentro con evidencia científica que dice lo contrario. Sin mencionar esa evidencia que es un poco «dodgy» (palabra coloquial del inglés que significaría algo así como «dehonesto, de poca confianza» por no decir…»estafa», ups.. lo dije).

De cualquier manera, en salud es muy difícil dar información sin opinión, todos opinamos diariamente, simplemente porque no tenemos certeza de lo que hacemos. Los mismos investigadores dan opiniones en sus conclusiones, no hay más que comparar, algunas, con el estudio en sí, para darse cuenta de que estudio y conclusiones difieren (y a veces mucho).

Bajo mi punto de vista y como ya dije en el artículo Es evidente que no hay evidencia, el tema de la evidencia es un mundo un poco complicado. Aquí tienes otra definición de la palabra “evidencia” (del latín, ēvidens, ‘visible, evidente, manifiesto’)… “conocimiento que se nos aparece intuitivamente de tal manera que podemos afirmar la validez de su contenido, como verdadero, con certeza, sin sombra de duda”. En salud no hay nada certero y en toda información hay opinión, simplemente porque todos damos un distinto matiz a la información que transmitimos. Lo de «sin sombra de duda»…si algo está claro, es que se duda (y mucho) y una larga sombra puede estar presente en toda información (por aquello de los intereses propios/conflicto de intereses).

Me voy a tomar la libertad de cambiar la terminología, al menos por un día. Voy a buscar una palabra que haga más justicia a lo que en realidad se transmite. Verdades absolutas en salud no existen y, por ello, yo eliminaría la palabra «evidencia» y la llamaría… «la posibilidad científica», «la cuasievidencia», «la podría ser que…científica», «la parece que…científica» o «la pseudoevidencia científica». ¿Algunas ideas más?

No tengas reparo en aportar tus ideas, siempre son bien recibidas. Recuerda que compartir es aprender y aprender es mejorar.

La foto es de dominio público en Pixabay.

Foto del autor

Jorge Rodríguez

Fisioterapeuta, Máster en Digital Health (cum laude) en Tallinn University of Technology, Miembro del Health and Care Professions Council (HCPC), Experto en Ejercicio Terapéutico y Experto en Redes Sociales. Creador y editor de lafisioterapia.net y FisioComunidad. Apasionado de la divulgación en Fisioterapia y la promoción de la salud, con especial interés en las herramientas digitales como vía para la mejora de la calidad de vida.

12 comentarios en «Deshagámonos de la evidencia»

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo. En consulta, tras llevar a cabo tratamiento tras tratamiento siguendo el guión científico universitario y de postgrados, te ves cual torero en la plaza, con un capote ante becerros y algún que otro murlaco que te desafía sin más armas que las descritas. Así que no tienes más remedio que sacar de donde no creía que tenías y, en gran medida, ser más crítico con todo.
    Ello te lleva a estudiar, primero lo más de lo más en evidencia científica y, tras ver que siempre se te escapa un 20% de los casos que, según esa evidencia, se debería solucionar, vas a hacer cursos de la índole que tienen su base científica, igual no demostrada aún, pero ya se verá. Y ves que llegas más allá, que mejoras y mejoran nuestros pacientes, que entiendes cosas que antes no podías.
    Evidentemente, hay que ser crítico. No todos los cursos (tanto de un lado como de otro) son buenos. Algunos son humo en su gran mayoría, pero de esos también aprendes.
    ¿Evidencia científica? Sí, por supuesto. Pero no descarto ni asumo al 100% lo que digan las otras técnicas ni estas. Me baso en mi experiencia de 16 años en consulta privada y en un razonamiento crítico que me dio la formación universitaria, de la cual, aunque escasa para esta profesión, no desestimaría ni una palabra e los apuntes.
    Perdón por la analogía taurina, jeje.

  2. Totalmente de acuerdo. A diario la ciencia desmiente lo que daba por evidente el día anterior. En consulta no puedes ceñirte a lo que ves en un informe o prueba médica, hay que escuchar al paciente, hacer una minuciosa exploración… y con todo esto aún no puedes estar seguro de que lo que haces es lo mejor.
    Desde hace tiempo que ya no trato de buscar un por qué, o una razón de lo que sucede; y mucho menos negarme a reconocer que algo ha funcionado por casualidad. Empiezo a ser más de ¿Funciona? Adelante, siempre con un mínimo de rigor claro.
    La experiencia como dice Enrique en el comentario anterior es un grado. Y la experiencia no te la da solo la formación y el haber tratado a cientos de casos, también la dan los propios pacientes con sus evoluciones y comentarios acerca de métodos que utilizan.
    Evidente es que nunca lo sabemos todo.

    • Muchas gracias Javier. Llevas razón, la investigación dista bastante de la vida real y yo también creo que lo más sabio es echar mano de todo un poco, experiencia, evidencia y, sobre todo, sentido común. Un saludo.

  3. Jorge no puedo inhibirme en contestarte porque creo que puedo arrojar algo de luz ante tu bien planteada duda gramatical sobre la evidencia.
    Cuando se acuñó este termino en las distintas actividades sanitarias, por ejemplo en la medicina, hicimos una mala traducción del término » medicine based evidence » se tradujo como medicina basada en la evidencia con el significado gramatical que tiene en castellano evidencia y que tu desarrollas en tu escrito previo y que con razón sería una incorrección, porque ni la medicina ni la fisioterapia son ciencias de las que se obtengan certezas indudables.
    La traducción correcta y que nosotros siempre insistimos a nuestros alumnos, es» basada en pruebas «.
    Evidence ha de ser traducido como pruebas, ensayos.
    Por eso cuando leo un estudio, un trabajo tengo que preguntarme si las conclusiones a las que llega el estudio de esa prueba diagnóstica, ese tratamiento etc , estan fundamentadas en pruebas ¿ se hizo un ensayo aleatorizado doble ciego ? se barajaron los posibles sesgos y factores de confusión ? la población en la que está hecho es similar a la población que yo trato ? …
    Esas son las «pruebas » en las que tengo que basar mi práctica que indudablemente se verá enriquecida como dicen los otros comentarios, con mis cursos, estudios, experiencia de los años etc.
    No se si aclaro un poco dónde está el origen de la confusión pero estupenda tu reflexión porque la palabra como la entendemos en castellano,solo lleva a confusión
    un saludo
    Teresa

  4. Hola de nuevo Teresa. Es, como siempre, un placer tenerte por aquí. Muchas gracias por tu aportación, que arroja un poco de luz y nos aclara la confusión que se nos plantea. Un saludo y gracias por leerme y, sobre todo, por participar y ayudar a que aprendamos. Siempre es bueno que médicos y fisioterapeutas rememos en el mismo sentido.

  5. Muy buena entrada y muy apropiada. En ciencias de la salud necesitamos si o si, definiciones y palabras que enmarquen mas apropiadamente lo que consideramos «evidencia científica» en la que basamos nuestra práctica profesional y nuestras decisiones terapéuticas.

    Al final, sabemos que la evidencia científica no es otra cosa que datos estadísticos y descriptivos obtenidos metodológicamente sobre fenómenos objetos de estudio, muchos reproducibles, unos parcialmente reproducibles, unos irreproducibles o reproducibles teoricamente por inferencia y análisis.

    Ahora, el problema mayor que identifico, es lo que consideramos como «datos de calidad» o «datos de mala calidad» pues nos enfrentamos a dar juicio de valor a lo que son solamente datos limitados por el método por el que se obtuvieron, con X cantidad de variables no cuantificables y variables ocultas no identificables. Porque hay técnicas, tratamientos y métodos en fisioterapia a los que es imposible someter al máximo rigor metodológico en pruebas.

    Al final, los datos, son los datos. Y algo de datos sobre los que nos basemos es mejor que nada. Concluyo que en ciencias de la salud estamos medios tuertos y aunque debemos confiar en el perro lazarillo del método científico no debemos sucumbir a el como herramienta exclusiva de otras.

    Saludos. Felicidades por la entrada!

    • Hola Luis. Sin duda muy buena aportación, la tuya. No puedo estar más de acuerdo contigo. Muchas gracias por leer el blog y por participar con un comentario tan interesante. Un saludo

  6. Gracias Jorge por abrir la puerta a este debate , con este y otros post relacionados. Como bien dices la evidencia no es tal y lo que debemos tomar como evidente, para que no se nos tache de curanderos o se nos desprestigie como profesionales, es que hay que estudiar, mucho y muchas cosas y tener una visión global del «humo»y de la «evidencia».
    De una constante formacion de cómo funciona lo que pretendemos «tratar», de la honestidad en lo que uno es y sabe o no (debe o no) hacer, de lo que uno ve a diario que «oye pues funciona» y a veces de una mezcla de todo un poco..de eso no se puede dudar. Un saludo!

    • Hola Lorena, me alegra mucho tenerte por aquí. Ya te iba a preguntar yo lo del «amén», jeje. Tu comentario tiene mucho de verdad, quizás el gran dilema en este momento es saber qué estudiar, ya que hay una cantidad enorme de cursos y creo que tenemos que aprender a hacer una criba. Creo que la evidencia (de calidad) es una herramienta importante, pero sin duda, hay vida también más allá de dicha evidencia. Un abrazo y espero tenerte por aquí más a menudo.

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